¿Por qué usar calzado de seguridad?
En algunos trabajos los pies pueden estar en riesgo. Cuando este sea el caso, es importante usar un calzado adecuado que proteja correctamente al usuario .
En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el año 2020, hubo un total de 75.636 accidentes que terminaron en caídas, causados por resbalones o tropezones.
Pero este no es el único peligro en el trabajo. Otros accidentes comunes relacionados con los pies son:
- Impacto de objetos pesados, lo que resulta en lesiones por aplastamiento.
- Pinchazos y cortes.
- Absorción de líquidos, como agua, aceite o químicos.
- Acumulación de electricidad estática y las consecuencias derivadas de ello.
- Temperaturas extremas.
Tipos de calzado de seguridad
Es importante destacar que el término "calzado de seguridad" como forma de referirse al grupo completo de calzado de uso profesional es errónea. A nivel normativo se considera un tipo o categoría.
El calzado de seguridad o del tipo que sea debe elegirse en función de un análisis de los riesgos de cada sector , dependiendo también del entorno de trabajo y de las tareas en las que se verá involucrado el usuario.
El calzado de uso profesional está sujeto a varias pruebas para determinar su nivel de protección.
La norma los divide en tres categorías:
- Calzado de seguridad (UNE-EN ISO 20345)
- Calzado de protección (UNE-EN ISO 20346)
- Calzado de trabajo (UNE-EN ISO 20347)
Aparte de los estándares aplicables a los tres tipos de calzado de uso profesional, también son categorizados como equipos de protección individual (EPI).
Calzado de trabajo (O)
UNE-EN ISO 20347
Este estándar cubre los requisitos básicos para considerarse calzado de uso profesional.
El calzado no está equipado con puntera y no garantiza protección frente al impacto y la compresión en la parte delantera del pie.
Se utiliza la letra “O” para el calzado de trabajo y, asociado a esto, existe una codificación con la que se agrupan las diferentes categorías en función del grado de protección y características del calzado.
Calzado de protección (P)
UNE-EN ISO 20346
Requisitos básicos de la normativa de calzado de trabajo y además está equipado con puntera para ofrecer protección frente al impacto con un nivel de energía de, al menos, 100 Julios (J).
Este calzado protege la punta del pie de daños por compresión o atrapamiento bajo objetos pesados de, al menos, 10 Kilonewtons (kN).
Al igual que con el calzado de trabajo, en este caso la codificación es la "P".
Calzado de seguridad (S)
UNE-EN ISO 20345
Las botas o calzado de seguridad en general proporcionan la máxima protección frente a los accidentes, incluyendo riesgos mecánicos, resistencia al deslizamiento, riesgos térmicos y ergonomía.
Este tipo de calzado está equipado con puntera para ofrecer protección frente al impacto con un nivel de energía de, al menos, 200 J.
Protege la punta del pie contra daños causados por objetos que pueden caer sobre él. También protege la punta de daños por compresión de, al menos, 15 kN.
En este caso es la letra “S” para su clasificación.
Calzado antideslizante
La norma no recoge este tipo de calzado como categoría individual, ya que se trata de una característica propia de los disintos calzados de uso profesional.
A pesar de ello, para Safeguru resulta bastante relevante mencionar este tipo de calzado al tratarse de una de las características que más previene posibles accidentes.
A la hora de elegir calzado laboral, la resistencia de la suela al deslizamiento es un aspecto importante. Hay tres requisitos para marcar un calzado como antideslizante:
- SRA. Probado en suelos de cerámica con agua y detergente como lubricante.
- SRB. Probado en suelos de acero inoxidable con glicerina como lubricante.
- SRC. Probado en suelos de cerámica y de acero inoxidable con glicerina como lubricante.
Otros requisitos adicionales:
Marcado y certificados
Todo calzado de seguridad, protección o trabajo debe estar certificado y mostrar claramente que es conforme las normas armonizadas. El calzado también debería llevar la siguiente información:
- Talla.
- Marca de identificación del fabricante.
- Nombre o referencia del modelo.
- Año de fabricación y, al menos, trimestre.
- Los pictogramas con la protección ofrecida.
- Número de la norma armonizada.
- Marcado CE.
No olvidar la importancia de la comodidad en el calzado, debido a que algunos usuarios suelen realizar muchas horas de su jornada laboral de pie.
Cuando hablamos de EPIs, hay que saber que son la última barrera cuando no se pueden minimizar los riesgos por otros medios.
Cada usuario debe recibir formación e información sobre por qué y cómo se utiliza el calzado. Es vital seguir una serie de protocolos para monitorizar y evaluar el uso de los EPIs de manera continuada.
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