¿Qué debemos hacer tras la pandemia desde la seguridad y salud en el trabajo? ¿Cómo crear cultura preventiva? ¿Cómo llegar a los trabajadores?
Pablo Medina Sánchez es Licenciado en Ciencias Ambientales, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales y Perito Judicial de accidentes laborales y enfermedades profesionales. Ha trabajado en el sector industrial durante más de 15 años y es especialista en Higiene Industrial. Actualmente trabaja en PrevenControl
Pablo Medina ha sido ponente en eventos relacionados con la protección respiratoria y la seguridad biológica o la sílice cristalina , además de haber sido entrevistad por medios nacionales y ser autor de una tabla con las distntas mascarillas que se cnvirtió en viral durante la crisis sanitaria del coronavirus.
Tras contarnos Cómo saber si una mascarilla protege de verdad , Pablo nos habla de los errores cometidos con la protección respiratoria tras irrumpir la pandemia, cómo empezó a implicarse en las redes sociales durante el confinamiento y qué cambios son necesarios en nuestro sistema para conseguir una verdadera cultura preventiva.
Ha habido muchísima desinformación en relación con las mascarillas falsas, o las certificadas pero que no protegen… ¿por qué ha ocurrido todo esto?
Por la falta de conocimiento y cultura en la materia. Esto provoca, entre otras cosas, que no se llegue a preguntar sobre mascarillas al profesional adecuado .
Si se quiere información de rigor, hay que consultar a especialistas. En este caso son el personal técnico de los fabricantes y distribuidores de EPIs, así como los técnicos de PRL con experiencia y la especialidad de Higiene Industrial, rama que estudia lo relacionado con los agentes químicos/físicos/biológicos, y la protección respiratoria en particular (donde me encuadro yo).
Pero en vez de esto, se ha dado voz a farmacéuticos, enfermeros, neumólogos, etc., que no son especialistas. La protección respiratoria no entra dentro de sus competencias y, por ello, se ha aportado información errónea o inexacta.
Si sumamos la forma mayoritaria de hacer periodismo en este país, donde se vapulea a diario la ciencia, buscando no informar con rigor, sino el titular fácil para obtener “likes” o visualizaciones, se junta el cóctel perfecto para tener el resultado que hemos tenido.
Todos hemos visto a “influencers” explicando el marcado de una FFP2 para detectar si es falsa o no, cuando se está enseñando directamente sobre una mascarilla falsa.
Pero con la gente de a pie no se puede hablar de marcados de normas, sino de mensajes que ayuden a aprender:
- “Si la mascarilla FFP2 se sujeta por las orejas, es falsa”. No hay hermeticidad entre la mascarilla y la cara.
- “Si te “ajustas” una mascarilla FFP2 como dice el fabricante y no sientes que cueste mucho respirar, entonces no estás protegido”.
- “Si no encuentras mascarillas que te ajusten bien, pega un trozo de espuma o foam en la zona de la nariz y compra un salva orejas para ajustarla tras la nuca y que selle mejor”.
La población cree saber qué es una mascarilla FFP2 , pero probablemente ni el 1% haya tenido una verdadera. Se está comercializando fraudulentamente haciendo creer que es una FFP2. A día de hoy, estas mascarillas siguen invadiendo el mercado.
¿Por qué ha pasado todo esto, nadie conoce a los expertos en protección más de dos años después de empezar la pandemia? ¿Quién, a día de hoy, no ha oído hablar alguna vez de la importancia del ajuste ?
Esos expertos existen, también en la propia Administración, y muy buenos. Alzaron la voz pero no se les escuchó, o no lo suficiente, porque su discurso probablemente chocaba con lo que políticamente convenía decir.
Cuando finalizó la aceptación temporal de EPIs sin marcado CE y se debió haber regularizado el tema (a partir del 1/1/2021, fecha en la que ya no se podía comercializar ningún EPI sin marcado CE), vimos que todo seguía igual, y a día de hoy aún sigue. Un mercado inundado de FFP2 falsas pero con CE “debidamente” certificadas por los Organismos Notificados (ON), organismos certificadores acreditados para garantizar la conformidad del EPI con el Reglamento.
Ya no es falta de conocimiento, sino de interés. El dinero está muy por encima de la salud. Si a la Administración pública le vale con que tengan “CE” y las compra a 0,15 € o menos, y lo que rige los contratos públicos es únicamente el precio, y una FFP2 buena cuesta por encima de 1 € o 1,5 €, todo va cuadrando. Al menos a mí me cuadra.
¿Por qué te has implicado tanto en esta labor de denuncia?
Alguien tenía que hacerlo, ¿no? Es difícil aunar en una misma persona conocimientos técnicos y experiencia en un campo, suficiente como para afirmar con rotundidad ciertas cosas como lo hago yo, y al mismo tiempo la valentía para atreverte a hacerlo. Me siento con la suerte de tener ambas cualidades, por lo que me sentiría mal si no hubiera aportado mi granito de arena como lo he hecho.
No me ha costado más que dedicar muchas horas de estudio e investigación y quitarme unas cuantas horas de sueño, nada para lo que un técnico de PRL de España no esté preparado. Creo que el esfuerzo ha merecido la pena, hemos ayudado a mucha gente, o al menos a la que quería estar bien informada.
¿Cómo empezó todo?
Cuando comienza la pandemia y nos confinan, empiezo a ver barbaridades en TV y prensa. Nada que no me esperara, conociendo, desde mi profesión, la ausencia total de cultura preventiva en nuestro país.
Una tarde en casa decidí crear una tabla de mascarillas , bastante gráfica y visual. La subí a la única red social que tengo, LinkedIn .
Cuando me desperté, vi que tenía más de 60.000 visualizaciones. Al cabo de unos días llegó a superar las 200.000 visualizaciones solo en esa red en una de sus versiones. Corrió como la pólvora y se viralizó. Al poner en Google “tabla mascarillas” aparecen diferentes variantes (fue muy copiada). La tabla de mascarillas también puede verse en el blog de Elena Plaza , mi querida amiga y compañera de batallas en todo esto.
A partir e esa tabla de mascarillas , numerosos profesionales de la salud (la mayoría desde hospitales en primera línea) se pusieron en contacto conmigo, preocupados porque no disponían de la protección mínima que necesitaban, buscando soluciones que yo no les podía dar por las carencias de material. Les daba trucos para mejorar la protección del pobre material con el que contaban.
También me contactaban profesionales preocupados de otros sectores ( fuerzas de seguridad, laboratorios o docencia), y yo no podía no contestarles, porque me ponía en su lugar y entendía su preocupación.
Esto me hizo ver que faltaba información de calidad y rigor para que, al menos, quien quisiera buscar, tuviera esa información. Fue por ello por lo que inicié una especie de “cruzada” personal desde mi LinkedIn contra el fradude de las mascarillas en particular, y contra la desinformación en las medidas preventivas de la pandemia, en general.
Afortunadamente, gracias a mi gran amiga y enfermera Elena Plaza Moreno (nos conocimos gracias a esa tabla de mascarillas), a su blog de Urgencias y Emergencias y a su canal de YouTube la difusión fue mucho mayor. No puedo estar más agradecido por cómo me ha ayudado y apoyado con su labor de divulgación y visibilización. Desde aquí una vez más, mil gracias, Elena.
A partir del 1/1/2021 llega el punto de inflexión. En ese momento debía finalizar la aceptación temporal de EPIs sin marcado CE, pero todo seguía igual y el mercado se inundó de las mismas FFP2 falsas pero ahora con marcado CE.
Continué tratando de informar intensamente sobre semejante fraude. Desde el punto de vista del Reglamento, con ese marcado, no se diferencian en nada de la mejor mascarilla EPI del mercado , pero en realidad no protegen lo que prometen.
Esto va a ser un gran problema: a gran parte de los profesionales que antes de la pandemia ya usaban en el día a día protección respiratoria frente a agentes biológicos, tóxicos o cancerígenos (fibras de amianto, sílice libre cristalina, Cromo VI, níquel, polvo de maderas duras, etc.) se les están dando estas mascarillas. Muchos departamentos de compras solo buscan el CE y el precio más barato.
En realidad no están protegidos y a corto plazo van a enfermar, de forma irreversible. Si no se le pone remedio todo esto va a ser un gran drama y nadie parece estar por la labor, ni empresas ni Administración.
¿Crees que, debido a la pandemia, el rol del prevencionista va a pasar a ser más protagonista o mejor visto? ¿Los trabajadores estarán más concienciados sobre la seguridad y salud en el trabajo?
Me encantaría equivocarme con lo que pienso, pero creo que nada cambiará. El rol de prevencionista está sufriendo más que antes, por si teníamos poco, ahora también tenemos que invertir parte de los recursos a elaborar planes de contingencia Covid-19.
Todo en base al “maravilloso” procedimiento de actuación de los servicios de prevención, del Ministerio de Sanidad, ministerio no competente en el ámbito laboral que sigue queriendo imponer sus normas carentes de criterio, ya que no puede haber solo pandemia de puertas hacia dentro de los centros de trabajo. O hay pandemia en todos sitios, o en ninguno.
La elaboración de planes de igualdad también ha pasado a formar parte de las tareas de los técnicos. La carga de trabajo de los técnicos de PRL ha aumentado desde antes de la pandemia. No es una profesión que se haya ganado un respeto, tampoco la pandemia ha posibilitado esto. Es solo mi opinión, puedo estar equivocado, pero así lo veo yo.
Por otro lado, la conciencia de los trabajadores podrá cambiar cuando cambie la de los empresarios, y esto se conseguirá cuando a la PRL en España se le dé la importancia que merece, dando ejemplo desde la Administración pública, primera incumplidora con numerosos puestos de trabajo sin evaluación de riesgos inicial, 27 años después de la publicación de la Ley de PRL.
Las actuales cifras de siniestralidad evidencian que es necesario un cambio drástico de los modelos de organización preventiva y del sistema en España, posibilitando que en todas las empresas se pueda hacer una prevención de verdad, y no que muera en el papel, como sigue ocurriendo hoy, con permiso de unas pocas excepciones.
¿Por qué ha tenido que llegar una crisis sanitaria mundial para que se quiera cambiar la PRL en España? ¿Cómo crees que se podría conseguir que haya una verdadera cultura preventiva en nuestro país?
Porque con esta pandemia se han puesto al descubierto las carencias del sistema preventivo de la Administración pública española, y en general de gran parte del sector privado español.
Se ha visibilizado la NO prevención que hacemos en España, donde la PRL se “usa” para cubrir expediente, pero no porque creamos en ella ni en que sea necesaria.
Estoy seguro de que fuera de la efervescencia de la pandemia todo caerá de nuevo en el olvido y no se abordará ninguna cuestión de entidad, que posibilite un cambio de verdad.
Para conseguir cultura preventiva hay que comenzar por tener interés en generarla. Desde mi punto de vista, creo que sería muy necesario educar en seguridad y salud desde las primeras etapas de la educación.
Al igual que los pequeños en el colegio ya están muy familiarizados con el reciclaje, se podrían incluir actividades o talleres relacionados con la prevención, no solo laboral, sino vial, en el hogar, de autoprotección, etc.
Por otro lado, para ir generando cultura preventiva en empresas y empresarios, sería necesario tener interés en abordar el cambio coyuntural del sistema preventivo existente en España.
Se ha demostrado que el sistema de Servicio de Prevención Ajeno (SPA), al que se acogen el 99% + 1 de PYMES, es insuficiente y no funciona debido al modelo de trabajo que existe.
No se cumple la ley ni por parte de empresas (no están por la labor de pagar el coste mínimo que requiere hacer buena prevención), ni por parte de los SPA, que se han acabado rindiendo ante la presión de los empresarios, aceptando cantidad en vez de calidad, y generando una PRL que solo queda en el papel, excepto por muy escasas excepciones.
¿Cómo llegar al público general, a los trabajadores, para que comprendan la importancia del uso de los EPIs y del uso adecuado de los mismos? Al ser todo tan técnico y complejo, ¿qué ejemplos prácticos propondrías?
Es imprescindible, además de la cultura preventiva, difundir información de calidad, para el público en general, e impartir formación adecuada y suficiente en las empresas.
La primera de las cuestiones se resume en preguntar al profesional adecuado e impartir contenidos didácticos.
Por poner un ejemplo, todo el mundo en España no tiene ninguna duda sobre cómo lavarse las manos. Si a todo se le dedicara el mismo cariño e interés, nadie tendría dudas de cómo colocarse correctamente una mascarilla y cómo comprobar su ajuste.
¿Cómo llegar a los trabajadores?
Los técnicos podremos dedicar tiempo a impartir formación teórica y práctica sobre EPIs, condiciones de uso, mantenimiento, reutilización, sustitución, etc. cuando cambiemos el modelo preventivo en este país y consigamos hacer la prevención que las empresas necesiten en función de los riesgos existentes , y no la que el empresario esté dispuesto a pagar.
O cuando, haciendo uso de las herramientas de la Ley de PRL, se obligue al empresario a que imparta la formación mínima necesaria que requieren sus trabajadores, y asuma su coste.
Mientras los técnicos no demos esa formación, cada EPI seguirá siendo usado como cada uno quiera utilizarlo, sin contar a quienes no se les entregan EPIs o quienes tienen que comprarlos de su bolsillo.
Como técnico y apasionado de la PRL y la seguridad y salud, aunque personalmente haya perdido la esperanza, espero y deseo que algún día todo esto pueda cambiar, porque se trata de proteger y velar por lo más importante que tienen las personas: su vida.
Safeguru | Delivering a Safer Future