¿Cómo saber si una mascarilla protege de verdad?

¿Cómo saber si es una FFP2 que ofrece una protección real? ¿Cuál es la diferencia entre las mascarillas FFP2 y las mascarillas higiénicas o quirúrgicas?

Pablo Medina Sánchez es Licenciado en Ciencias Ambientales, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales y Perito Judicial de accidentes laborales y enfermedades profesionales. Ha trabajado en el sector industrial durante más de 15 años y es especialista en Higiene Industrial. Actualmente trabaja en PrevenControl

Pablo Medina ha sido ponente en eventos relacionados con la protección respiratoria y la seguridad biológica o la sílice cristalina , además de haber sido entrevistado por medios nacionales y ser autor de una tabla con las distintas mascarillas que se convirtió en viral durante la crisis sanitaria del coronavirus.

En este artículo, Pablo nos cuenta la diferencia entre las mascarillas EPI, quirúrgicas e higiénicas, cómo saber si una mascarilla protege de verdad para quienes necesitan seguir usándola y la importancia de una buena protección respiratoria.

¿Cómo detectar si la mascarilla EPI que tenemos es verdadera? ¿Cómo saber si protege de verdad?

Hay mucho fraude y falsificación actualmente en el mercado, así que no es fácil responder.

Desde la teoría de las normas, hay dos grandes grupos de tipos de mascarillas:

- Mascarillas EPI: se diseñan y fabrican para proteger al portador. También contienen, y mucho más que las destinadas a contener (quirúrgicas, higiénicas).

- Mascarillas quirúrgicas, higiénicas: se diseñan para “ contener”, no para proteger. Evitan la salida de gotitas y fluidos.

Mascarillas EPI (equipos de protección individual)

Las mascarillas EPI se utilizan en entornos laborales donde existe un riesgo conocido y evaluado. Son ensayadas de forma rigurosa, con parámetros cuantificados, conociendo de forma exacta la protección que van a dar al portador (las fabricadas conforme a la EN 149, se ensayan en muestras de 10 personas).

Les aplica el Reglamento UE 2006/425, de EPIs y, en el caso de las mascarillas que ahora todos conocemos, donde entran las llamadas FFP2-FFP3, una norma armonizada concreta, la UNE-EN 149:2001+A1:2010. Deben llevar el marcado CE como EPI, y el de la norma armonizada, junto a su nivel de protección.

Para saber si son verdaderas, bastaría con observar su marcado y, si se desea, solicitar su Declaración CE de Conformidad. Si llevan marcado CE, la norma UNE 149 y el nivel de protección FFP2, “en teoría” son verdaderas.

El principal problema de las mascarillas EPI es la falsificación. Con la pandemia los defraudadores aprovecharon para marcar cualquier cosa como FFP2 y lanzarla al mercado. Los escasos mecanismos de control no fueron suficientes para impedirlo.

También fue una gran oportunidad para quienes quisieron comprar “EPIs” baratos, buscando solo un marcado CE, como por ejemplo nuestra Administración.

A día de hoy es mucho más grave ya que, finalizadas las aceptaciones temporales de EPIs sin marcado CE que estuvieron permitidas en 2020, desde el 1/1/2021 todas las mascarillas pasan, o deben pasar, por los mecanismos de control y en teoría deberían cumplir, pero en muchos casos los ON (Organismos Notificados) evalúan su conformidad, otorgándoles el marcado CE sin que cumplan todos los requisitos.

Hablamos de las que se sujetan por las orejas, y también algunas incluso que se sujetan por la nuca, pero no las de fabricantes consolidados, sino las de fabricantes “emergentes”. Aprovechan que los “ensayos” de fuga de la norma (capacidad de ajuste) tienen una parte subjetiva (diferentes tamaños y formas de las caras de los usuarios).

Hemos realizado ensayos cuantitativos de ajuste de más de 80 tipos diferentes y en diferentes caras, comprobando que ninguna cumple los requisitos de ajuste dada la falta de hermeticidad por la insuficiente tensión de las gomas de las orejas y la ausencia de foam (esponjita acolchada) del clip nasal.

Resumiendo, al colocarla en las orejas no hace “sello” y entra una gran cantidad de aire (junto a todo lo que este contenga) por los huecos que quedan entre la mascarilla y la cara, en lugar de que el aire atraviese el material filtrante.

Quien desee ampliar información, puede hacerlo en una ponencia que tuve la gran suerte de realizar en 2021, titulada “ Mascarillas, el gran timo”. El título habla por sí solo:

Mascarillas quirúrgicas y mascarillas higiénicas: diseñadas para contener

Las mascarillas quirúrgicas están reguladas por el reglamento de Productos Sanitarios y por la norma armonizada UNE-EN 14683:2019+AC:2019. Deben llevar marcado CE pero no como EPI, sino como Producto Sanitario.

Las mascarillas higiénicas son un nuevo grupo de mascarillas reguladas por tres especificaciones relativamente nuevas (año 2020) y actualizadas en septiembre de 2021:

- Mascarillas higiénicas no reutilizables para adultos (UNE 0064-1).

- Mascarillas higiénicas no reutilizables para niños (UNE 0064-2).

- Mascarillas higiénicas reutilizables (UNE 0065).

No se trata de EPIs, están indicadas para ser usadas por personal sanitario que no necesita protección, o por la ciudadanía . El fraude cometido en torno a ellas no es menor que el cometido en torno a las EPI, aunque su gravedad no se puede comparar, ya que estas no garantizan estar certificadas para proteger al portador, como las EPI.

Es de vital importancia tener en cuenta estos aspectos para asegurar una protección real y eficaz de las personas en su trabajo.

Hay profesionales que ya desde antes de la pandemia necesitaban utilizar protección respiratoria frente a agentes biológicos, tóxicos o cancerígenos (fibras de amianto, sílice libre cristalina, Cromo VI, níquel, polvo de maderas duras, etc.).

El mercado se ha inundado con mascarillas “certificadas” y con marcado CE, pero que realmente no protegen. Esto puede suponer una enfermedad profesional a corto plazo y de manera irreversible.

Una prueba de ajuste es altamente recomendable en el sector laboral, y más ahora con tanto fraude y producto no conforme en el mercado. Debería ser obligatoria, como en otros países de Europa, pero en España, de momento no lo es, solo en el sector de minería.

Esta prueba se utiliza para “prescribir” mascarillas y garantiza, por talla, por forma y ajuste, que una mascarilla queda bien en una cara y por tanto protege, porque la “mejor” mascarilla del mercado me puede proteger muy bien a mí y no protegerte a ti, porque la forma de nuestras caras no es la misma, o porque una persona tenga barba.

Si la mascarilla no hace sello total e integral en la cara en todo su perímetro, la protección se disminuye drásticamente, incluso por muy pequeños que sean los huecos.

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